
Me gustaría a modo de introducción que se me permita opinar a partir de una reflexión basada en la experiencia y el razonamiento de primer orden sobre un tópico que no es materia propiamente de mi competencia, a saber, la defensa personal y las artes marciales.
Pido disculpas pues mi punto de partida es el de neófito o aprendiz, obviamente en cuanto al ámbito técnico y de adiestramiento corporal en las artes marciales; no obstante las inquietudes y dudas que me genera el actual sistema que practico han de ser respondidas al menos parcialmente a través de la presente indagación.
Naturalmente el titulo del presente texto es sugerente a propósito y la intención del mismo no es otra que la de subrayar la distinción entre defensa personal y artes marciales. Distinción que será la piedra angular de mi razonamiento en torno a la fundamentación de la defensa personal, como sistema técnico reciente y como consecuencia del contexto social actual.
El termino defensa personal alude a un conjunto de técnicas tanto físicas como mentales destinadas, a preservar y salvaguardar la integridad física y emocional, de quien la practica; ahora bien es un hecho ineluctable desde todo punto de vista que las técnicas presentes en la defensa personal, descansan sobre las bases de la tradición marcial, en la medida en que la técnica es modificada y ajustada a situaciones reales e inmediatas.
La característica distintiva de un técnica ha de ser forzosamente la eficacia y sencillez de la misma pues cuando el individuo se ve envuelto en una situación limite o critica lo que se busca es salir ileso o en su defecto con el menor daño posible, entonces el cuestionamiento se hace evidente, lo importante no es emplear una técnica determinada sino usar las herramientas a disposición que me permitan cierto nivel de seguridad.
En este sentido es claro que la defensa personal ha de renovarse y actualizarse continuamente, su horizonte no puede ser otro que el de la evolución, la búsqueda de soluciones, nuevas, frente a situación espontáneas y sorpresivas, es claro que la intención de repetir un movimiento de forma continua será la generación de memoria muscular y capacidad de respuesta, pero si observamos fijamente esta iteración se volverá una forma fija. Un modelo predeterminado cuyo despliegue en el campo real se supeditara al patrón de dicho movimiento y nada más.
Pido disculpas pues mi punto de partida es el de neófito o aprendiz, obviamente en cuanto al ámbito técnico y de adiestramiento corporal en las artes marciales; no obstante las inquietudes y dudas que me genera el actual sistema que practico han de ser respondidas al menos parcialmente a través de la presente indagación.
Naturalmente el titulo del presente texto es sugerente a propósito y la intención del mismo no es otra que la de subrayar la distinción entre defensa personal y artes marciales. Distinción que será la piedra angular de mi razonamiento en torno a la fundamentación de la defensa personal, como sistema técnico reciente y como consecuencia del contexto social actual.
El termino defensa personal alude a un conjunto de técnicas tanto físicas como mentales destinadas, a preservar y salvaguardar la integridad física y emocional, de quien la practica; ahora bien es un hecho ineluctable desde todo punto de vista que las técnicas presentes en la defensa personal, descansan sobre las bases de la tradición marcial, en la medida en que la técnica es modificada y ajustada a situaciones reales e inmediatas.
La característica distintiva de un técnica ha de ser forzosamente la eficacia y sencillez de la misma pues cuando el individuo se ve envuelto en una situación limite o critica lo que se busca es salir ileso o en su defecto con el menor daño posible, entonces el cuestionamiento se hace evidente, lo importante no es emplear una técnica determinada sino usar las herramientas a disposición que me permitan cierto nivel de seguridad.
En este sentido es claro que la defensa personal ha de renovarse y actualizarse continuamente, su horizonte no puede ser otro que el de la evolución, la búsqueda de soluciones, nuevas, frente a situación espontáneas y sorpresivas, es claro que la intención de repetir un movimiento de forma continua será la generación de memoria muscular y capacidad de respuesta, pero si observamos fijamente esta iteración se volverá una forma fija. Un modelo predeterminado cuyo despliegue en el campo real se supeditara al patrón de dicho movimiento y nada más.
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